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‘House of the Dragon’: la digna precuela que quita el mal sabor de boca por final de ‘Game of Thrones’

Olvídese de ese espanto que tuvo que padecer hace tres años: la familia de Daenerys lo hará reconciliarse con Westeros.

'House of the DragonEl estreno de 'House of the Dragon' causó sensación.'

Rabia. Indignación. Hasta recopilación de firmas para volver a filmar algo concluido “tan a las patadas”. Todo eso dejó el final de ‘Game of Thrones’ en 2019. Y sobre todo, para muchos, que Daenerys Targaryen - que ha hecho lo que otros conquistadores en nuestra Historia- muriera, sólo por eso, de una manera tan absurda.

Pero, rescatando su figura y su leyenda, llega ‘House of The Dragon’, que muestra todo el esplendor de la dinastía que ella quiso recuperar. Esto, 172 años antes de su propio nacimiento y en donde se muestra también cómo la que fue la casa más poderosa de Westeros comenzó a decaer paulatinamente por sus guerras fratricidas por el Trono de Hierro.

Y pues si bien Joffrey Baratheon en la tercera temporada de ‘Game of Thrones’  ya había dado tremendo spoiler sobre lo que va a pasar (y que también está en el libro de ‘Fuego y Sangre’, y las historias de ‘La princesa y la reina’ y ‘El príncipe canalla’, publicadas por George R. R. Martin en los años de transmisión de la serie original), revisar más detalles de la historia y los cambios implementados en ‘House of the Dragon’ vale la pena.

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Por ejemplo, Paddy Considine le da al rey Viserys I un carácter muy lejos de ese rey bonachón, cuasi Aureliano Segundo de ‘Cien Años de Soledad’ (comelón, generoso al punto del derroche y absolutamente abúlico) que se presenta en los libros. El mismo George R.R. Martin, en su blog, alaba su actuación: le da una “majestuosidad trágica que el libro nunca consiguió”, escribió en uno de sus últimos posts.

Y es cierto: es un hombre elegido para reinar, que luego de sacrificar al amor de su vida por la Corona Targaryen carga infeliz y resignado, en cuerpo (literalmente) y en alma el peso de ser quien se siente en el Trono de Hierro.

Así, por esta razón, contrastan con él otros dos dragones que se roban el show de sobremanera: el príncipe Daemon Targaryen, el personaje favorito de George R. R. Martin trae todo el carisma, ambición y violencia del libro gracias a una atrayente y poderosa actuación de Matt Smith, quien se complementa con la independencia, arrogancia e impulsividad de su sobrina, Rhaenyra, la heredera original del trono, interpretada de joven por Milly Alcock y de adulta por Emma D’ Arcy. Ellas recuerdan un poco a esa “reina que nunca fue”, Daenerys. Y de paso, ella sostiene el pilar principal del conflicto: el Trono de Hierro no puede ser heredado de una mujer.

Irónicamente, son las mujeres (Rhaenyra, una de ellas)  las que causarán la guerra que sumirá a toda la casa Targaryen en caos.

Si extraña a Littlefinger, le presentamos a Otto Hightower

Por supuesto, Westeros no sería Westeros sin el esplendor siendo hermano de la crudeza. ‘House of The Dragon’ no se ahorra nada en eso: sí, hay violencia (de la gratuita y explícita), pero también la épica, en secuencias de batalla que si bien no se asemejan a grandezas como la Batalla del Aguasnegras de la segunda temporada de ‘Game of Thrones’ o la propia ‘Batalla de los Bastardos’, erizan la piel con los dragones a bordo.

Así que, cuando veíamos a la mismísima Daenerys quemar al ejército de Cersei de manera majestuosa a lomos de Drogón, acá nos volveremos a erizar con el grito de “Dracarys” con varios jinetes y con secuencias exquisitamente montadas de acción, música y edición.  Y ahora, claramente, hay escenas de sexo explícito y hasta de partos espantosos, pero esa es la gracia precisamente del universo de George R.R. Martin: mostrar que detrás de toda esa épica y leyenda hay montones de sangre, sudor y lágrimas (y otras cosas mucho más asquerosamente literales) que la sostienen.

Y por supuesto: la intriga política, elemento central del universo de ‘Game of Thrones’, brilla en todo su esplendor.

Esta vez tiene jugadores nuevos, como los Hightower, cercanos al rey. Todo, de mano de Otto Hightower (un interesantísimo Rhys Ifans) y su hija Alicent (Emily Carey y luego Olivia Cooke), que poco a poco va a ser quien “saque las uñas” por su parte en el poder.

Ambos recordarán a todos esos cortesanos que en Desembarco del Rey hacían las delicias del espionaje y la traición y junto con los Velaryon (Corlys, interpretado por Steve Toussaint y su esposa Rhaenys, interpretada por Eve Best), que también desean el Trono de Hierro, armarán un intricado de alianzas absolutamente cambiantes, pero que deleitan en su desarrollo.

No, ‘House of the Dragon’ no es ‘Game of Thrones’, lejos de eso, porque son historias distintas, aunque encontrarán muchas referencias que los fans sin duda ya están apreciando. Pero es bueno volver de vuelta a Westeros y reconciliarse con un mundo, esta vez sí de la mano del mismísimo George R.R. Martin, que sigue encantando por ser tan universal y tan adictivo y colectivo en su fascinación por el poder.

¿Dónde verla? En HBO Max. Un capítulo nuevo cada domingo.

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