Según expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de la producción mundial de alimentos depende de las abejas.
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Cuando los animales e insectos recogen el polen de las flores y lo esparcen, permiten que las plantas, incluidos muchos cultivos alimentarios, se reproduzcan. Polinizan las aves, los roedores, los monos e incluso las personas, pero los polinizadores más comunes son los insectos, y entre ellos, las abejas.
Con el fin de sensibilizar sobre la relevancia de los polinizadores, los desafíos que encaran y su papel en el progreso sostenible, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 20 de mayo como el Día Internacional de las Abejas, y el lema de este año es “Inspiradas por la naturaleza para nutrirnos a todos”.
PELIGRO
Las abejas están en peligro debido a varias razones, como el uso de pesticidas. Algunos estudios han demostrado que los pesticidas pueden afectar la habilidad de las abejas para navegar, lo que puede influir negativamente en su habilidad para encontrar alimento.
También hay una pérdida de hábitat, pues el desarrollo humano a menudo implica la eliminación de las flores silvestres que las abejas necesitan para la alimentación. Y los cambios en el clima también podrían estar alterando la sincronización de la floración de las plantas, lo que podría resultar en una menor disponibilidad de alimento para las abejas.

Sin embargo, hay cosas que puedes hacer para ayudar a las abejas:
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1. Aprender más acerca de las abejas: Al conocerlas mejor, podrás respetarlas y cuidarlas mejor.
2. Compra miel local: La miel producida por apicultores cercanos conserva al máximo las vitaminas y otras propiedades, además de que ayuda al apicultor a cubrir los costes de la apicultura.
3. Ayuda a proteger los enjambres de abejas: Enjambrar es un proceso natural cuando las colonias de abejas deciden reproducirse. Si aparece un enjambre, ponte en contacto con las para que contacten a un apicultor local que pueda recoger y hacerse cargo del enjambre.
4. Considera convertirte en apicultor: Podrás comer la miel de tus propias abejas. Hay organizaciones que te pueden asesorar e incluso prestar las primeras colmenas.
5. No enciendas fogatas en el campo: Son centenares las colmenas que se pierden todos los años debido a los incendios forestales, y el daño medioambiental que producen es inmenso, ya que acaban con la vida de ecosistemas enteros que después tardan décadas en recuperarse.
6. No dejes botellas, bolsas ni latas en los parques o en el campo: Estos objetos contaminan el medio ambiente y la relación entre éste y las abejas es inversa, a más contaminación menos abejas.
7. Ayuda a las abejas dándoles un hogar: Una asociación de apicultura puede ponerte en contacto con un apicultor que necesite un asentamiento cercano.
8. Proporciona néctar y polen: Las variedades de plantas de la familia de la menta son fáciles de cultivar, un dulce para el olfato humano e imanes de abejas. Varias hierbas, como la albahaca, el tomillo, la lavanda, el toronjil, el orégano, la mejorana, el romero y la salvia, pertenecen a la familia de la menta.

LAS CLAVES
• La apicultura es la actividad de la crianza y el cuidado de las abejas para la posterior extracción de la miel de sus colmenas, jalea real, propoleo, cera y polen.
• El apiario es el lugar donde se concentran las colmenas en las que habitan las abejas, las cuales se dividen en tres tipos de jerarquías.
• Las abejas reinas tienen como única función poner huevos; las abejas obreras están encargadas de recolectar el néctar y el polen; los zánganos son quienes fecundan a las abejas reinas, y una vez que cumplen con su función son echados de la colonia.
• Las abejas obreras producen miel, jalea real y cera durante todo el año, así como el alimento para la colmena. Una vez que las abejas terminan el proceso, que tarda alrededor de tres semanas, los apicultores recolectan la miel y la jalea para así poder obtener otros productos.
Por cierto, de acuerdo con el sitio web de la Clínica Mayo, hay investigaciones sobre el uso de la miel para prevenir o tratar afecciones específicas como tos, enfermedades cardiovasculares, enfermedades gastrointestinales, enfermedades neurológicas y heridas.
Fuentes: ONU, Eco Colmena, Mayo Clinic y National Geographic.