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Silvana Estrada canta de amor y renacer en “Marchita”

En esta imagen difundida por Glassnote Records, la portada del álbum "Marchita" de Silvana Estrada. (Glassnote vía AP) En esta imagen difundida por Glassnote Records, la portada del álbum «Marchita» de Silvana Estrada. (Glassnote vía AP) (AP)

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La cantautora mexicana Silvana Estrada recién lanzó su álbum debut “Marchita” el viernes, pero ya tiene un Tiny Desk y una próxima gira por Estados Unidos, además de colaboraciones con Natalia Lafourcade, Jorge Drexler y Mon Laferte.

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Parecería que su carrera despunta muy pronto, pero en realidad su proceso comenzó desde niña. Sus padres son músicos clásicos y lauderos (lutiers), su madre se especializa en violas y violines y su padre en chelos y contrabajos. En las fiestas de su casa en Coatepec, Veracruz, sacaban la guitarra o el cuatro y cantaban los tres juntos.

“Crecí rodeada de instrumentos, literalmente, de pedazos de madera y de músicos que iban a arreglar sus instrumentos”, dijo Estrada, de 24 años, en una entrevista reciente por videollamada desde la Ciudad de México. “Pero también crecí con la idea de que la música es algo para disfrutarse”.

Precisamente su concierto de la serie Tiny Desk de NPR, estrenado en YouTube en septiembre, fue grabado en el taller de su madre rodeado de cafetales en la selva veracruzana, mientras que su padre tocó con ella el contrabajo en “Tonada de ordeño (el ordeñador)”.

“Fue muy bonito grabar ahí, la verdad es que se involucró muchísima gente… mis vecinos, familia, amigos”, contó Estrada. “Era muy importante hacer algo donde nuestra ciudadcita quedara bien, donde nuestro campo, donde los cafetales donde crecimos, salieran y se vieran bonito”.

En su presentación incluyó canciones de “Marchita” como “Un día cualquiera”, “Tristeza” y “Te guardo”, esta última una de las piezas más destacadas del disco, y de las primeras que compuso. La interpreta con un cuarteto de cuerdas y arreglos del músico venezolano Juanma Trujillo.

“Para mí, ‘Te guardo’ es una especie de despedida antes incluso que el saludo… Es un poco como entrar al amor sabiendo que va a salir mal”, explicó. “Es como una asimilación muy linda del duelo porque es como ‘ahora no se puede y yo sé que me va a doler, pero si en algún momento de nuestras vidas piensas diferente, yo te voy a guardar un espacio, yo te voy a guardar un cacho de mi corazón’”.

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En cambio, la canción “Marchita” que da título al álbum fue una de las últimas que compuso. Surgió de la imagen de una flor que muere, pero pronto evolucionó a una idea sobre el amor.

“Cómo algo tan hermoso como un corazón puede morir y puede renacer como cualquier planta”, dijo la autora. “Cómo una flor, que es probablemente el regalo más bonito de la naturaleza, muere ante nuestros ojos y no hay nada que hacer y cómo con el amor es… probablemente el regalo más maravilloso que tengamos sobre la tierra y cómo muere frente a nuestros ojos también. Es doloroso y a la vez es bonito”.

Estrada tomó clases de música desde pequeña. Después estudió trompeta y canto en el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana, pero a la mitad emprendió la aventura de irse a vivir a Nueva York para trabajar con el jazzista Charlie Hunter, con quien lanzó el álbum “Lo sagrado” en 2017.

“Allá conocí a músicos súper increíbles, súper buena onda, que la verdad me iluminaron bastante, que me dijeron: ‘La verdad tú tienes muy claro tu proyecto, tienes muy claro las canciones que quieres hacer… No sé si la escuela te esté quitando un poco el tiempo’. Y no terminé porque me puse a hacer canciones”, dijo sin pena.

De vuelta en tierra mexicana se mudó a la Ciudad de México, donde conoció a más cantautores como ella, además de entender la capital viviendo en diferentes colonias (barrios), de Coyoacán a la Narvarte, la Roma y la Condesa.

Su voz también refleja su camino recorrido. Al crecer escuchaba música árabe y flamenco; al estudiar jazz, imitaba a las grandes estrellas del género. Después trabajó haciendo coros de R&B, soul, música cubana.

“Yo creo que inconscientemente guardé esos colores como en mi memoria vocal y ahora cuando canto hay muchas cosas, hay mucho son jarocho, hay mucho son huasteco, hay mucho soul. A veces hay blues, hay mucho de Mercedes Sosa, de Soledad Bravo, de Simón Díaz”, dijo. “Fue primero aprender imitando y luego simplemente ser honesta con lo que yo era… Al final siempre me sale la raíz, siempre me sale la música mexicana”.

El toque final para “Marchita” lo dio el productor venezolano Gustavo Guerrero, con quien encontró el tono que buscaba para su música llena de cuatro venezolano y cuerdas.

“Entendió perfectamente cuál era la cualidad del minimalismo dentro de este disco”, dijo. “’Marchita’ ha tenido como vida propia y en ese tener vida propia tiene una fuerza de gravedad muy fuerte… Es un poco como si yo hubiera buscado lo mejor para ‘Marchita’, pero el disco se hubiera tomado su tiempo como para que yo buscara lo mejor para mí”.

Estrada comenzará una gira por Estados Unidos y Canadá la próxima semana con conciertos en Washington, Nashville, Austin, Houston, Los Ángeles, San Francisco, Portland, Nueva York, Montreal, Toronto y Chicago, entre otras ciudades.

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