VILLEPINTE, Francia (AP) — Miguel Ángel Martínez encontró en el boxeo la manera de salir de los problemas de una infancia complicada en el norte de México y hacia un cuadrilátero olímpico en los suburbios de París.
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Ganador de la plata en los Juegos Panamericanos de Santiago hace apenas unos meses, Martínez recibió el lunes una clase magistral de nueve minutos sobre el encordado, cortesía del uzbeko Ruslan Abdullaev, quien le enseñó que sobre el ring no todo es lo que parece.
“La verdad era un contrincante complicado. En una competencia como estas se encuentra uno de todo”, dijo sobre un Abdullaev agresivo, elusivo y preciso. “A veces ves peleadores que se ve que no tienen nada, pero son los más cabrones (fuertes)”.
Claramente dominado sobre el ring, aunque satisfecho con una preparación que lo llevó hasta la justa olímpica, Martínez tiene mucho que pensar ahora que ha puesto fin a su proceso. Pero el oriundo de Durango y la incertidumbre son viejos amigos.
“Fue una experiencia muy bárbara. La verdad es que llegar hasta acá no es fácil. Ahora estar aquí digo, es otra onda, ves los estilos, ves las peleas y ‘a la madre’, es otro nivel”, dijo.
“El detalle es que hay que seguir pensando qué es lo que puede pasar más adelante, me refiero conmigo, a la vida", añadió.
Opciones, tiene. Puede pensar en dar el salto al profesionalismo, o buscar un nuevo ciclo olímpico y una revancha en Los Ángeles, siguiendo los pasos de uno de sus principales ejemplos en el mundo del boxeo, Oscar Valdez, quien se convirtió en campeón mundial luego de completar una carrera amateur que lo llevó a dos Juegos Olímpicos.
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“Estaré pensando, porque llegar a una competencia de estas es otro nivel, también el profesional lo es”, dijo Martínez, quien podría optar por el plan C: una carrera como entrenador deportivo.
Aún no lo sabe, y está bien. Martínez ha demostrado que sabe convivir con la incertidumbre. Después de todo, hace muchos años le pusieron el sobrenombre de “Piolín” y nunca pudo averiguar por qué.
“El detalle es que yo llevaba una playera (camiseta) amarilla con un Piolín y entonces salió el sparring y me dijo ‘Vamos Piolin, tírale’”, explicó con una sonrisa. “Yo me preguntaba, por qué Piolín. Y yo le quise preguntar al día siguiente, pero lamentablemente ya no lo pude ver. Ya no le pude preguntar, porque ese día tuvo un accidente de motocicleta y falleció”.